Afortunadamente puedo volver a ir a trabajar otra vez a España, pero antes de esto tengo que regresar nuevamente a mi país para poder hacer el visado de trabajo correspondiente, es asi que cambie por tercera vez mi pasaje y regrese a esta tierra.
Que mejor manera de volver al pais, tomar un remis de Ezeiza a Retiro y que el chofer sea un hincha fanatico de Racing y bien porteño el hombre, fue como una dosis demasiado elevada de argentinidad, pero simpatica y curiosa. Gracias a este señor y al programa de radio que estaba escuchando tuve un pantallazo general de la situacion politica, social y futbolistica del pais reducida en un tiempo de 45 minutos.
Dejo la mochila en la estacion de Autobuses y me meto como un porteño más en el ritmo frenetico de esta ciudad para llegar a tiempo a una delegacion de la policia federal y comenzar a realizar tramites burocraticos. Por suerte llego a horario, y no tardan más de 10 minutos en atenderme.
Luego de solicitar el certificado de Antecedentes penales, cambio mi punto de vista, y esta ciudad se transforma ante mí. Capital Federal ofrece su magia, caminar por las calles de Buenos Aires con el sentimiento de ser un turista y sentirse lejano a este país es una delicia para la vista y el corazón, y es así que me inunda una profunda melancolía por haber pasado estos meses lejos de esta tierra. Quiza sean las calles y esquinas que me recuerdan algun tango, pero de repente apareció esta melancolía mezclada con una alegria que me empuja a derramar algunas lagrimas y que me hacen sentir nuevamente Argentino. Y que mejor que en este ataque de Argentinidad que ir a comer una buena pizza de muzzarela, fugazzeta y una empanada de carne en plena calle Corrientes. Es tanta la alegría de mi paladar que mi boca le comenta al camarero lo mucho que estas dos triangulos de maza y ese disco relleno significan para saciar mi hambre y mi corazón.
Luego de la delicia gastronomica, nada mejor que llamar a viejos amig@s de esta ciudad y de Rosario, hablar un poquito con ellos y quedar en encontrarme para disfrutar una cena con gente que realmente me conoce, no sin antes seguir paseando por plazas, parques y la costanera para mirar la puesta del sol.
Al dia siguiente continua la lucha contra burocracia, pero todo transcurre lentamente y sin alterar mi estado de conciencia, que intenta orientar todos mis sentidos al pleno disfrute de esta ciudad que cada vez me maravilla más.
Ya terminé los tramites, ahora me queda la vuelta a la ciudad que me dio a luz y que me vio crecer, la tan linda como intrigable Rosario, que no se como se presentara ante mi, aunque presiento que sera una experiencia inigualable, nunca hay nada como volver a la familia y los amigos.
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