miércoles, 21 de septiembre de 2011

Primer destino en Portugal, la ciudad de Lisboa.

Como dije anteriormente comencé a viajar y el primer destino elegido fue Portugal y su capital, la ciudad de Lisboa, a donde llegué sin tener la más mínima idea de lo que podía encontrar.

En este viaje, mi idea es contactar con la mayor cantidad de gente posible que sea parte de CouchSurfing.org. Esto se debe, a que hace unos mes estuve viajando por Sudamérica  me sirvió para conocer gente en todos los países que visité, alojarme en sus casas, y de esa forma conocer un poco mejor ese lugar y su cultura. Por eso en esta ocasión quiero viajar de la misma manera e intentar ver las similitudes y diferencias que pueden existir viajando en los dos continentes. Es así que contacté con João, una persona nacida en Angola pero que vivió casi toda su vida en Lisboa.

Es así que desde el aeropuerto, nos dirigimos en autobus hacia su casa, nos conocimos, nos presento a unos amigos suyos y salimos a conocer un poco el centro en su coche, para después quedarnos con Pepe a sacar algunas fotografías nocturnas mientras que nuestros amigos se fueron al cine.

A primera vista Lisboa se muestra un poco antigua y deteriorada, cosa que contrasta con lo grande de algunas de sus edificaciones, pero eso es lo que le da un encanto especial a esta ciudad que si no me falla la memoria tuvo su origen cerca del año 1100.
Hay un detalle distintivo de esta ciudad y sin lugar a dudas es el tranvía, que recorre el centro histórico de este sitio, y es lo que quizá le otorga al ambiente un toque nostálgico o bohemio, pero que sin duda alguna es algo muy pintoresco.

Luego de un rato nos volvimos a encontrar con João, y nos dirigimos a la casa de su amigo Jorge, que trabaja de director en un monasterío y que vive en una de las casas típicas del centro. Pero esta vivienda tiene una particularidad, es más parecida a un museo que a un sitio donde viva una persona debido a la cantidad de colecciones que tiene, ya sea de fotografias, pinturas, libros, muñequitos, en fin, es un hermoso anticuario y que se ha visto reflejado en la portada de una revista portuguesa.

Al día siguiente, nos dirigimos nuevamente con Pepe hacia el centro histórico, con la idea de meternos en las entrañas de la ciudad, y recorrerla tal como la recorren los rieles de los tranvías, con la salvedad de que al ir a pie nos pudimos meter en cualquier callejoncito que se viera interesante y que nos regale alguna puerta, ventana o fachada decorada con azulejos digna de ser fotografiada.

Cuando las piernas empezaron a cansarse y el cuerpo necesitaba alimentarse, decidimos reponer energías almorzando en un restaurante típico de la zona, aprovechando una oferta de menú que resultaba tentadora, 5.80 € el plato de sardinas asadas con patatas. Lamentablemente no tuvimos en cuenta algunos detalles en la atención tales como que el queso que te ponen en la mesa amablemente para que piques mientras esperas por el plato principal te lo cobran más caro que las sardinas, como así tambien te cobraban pan y cubiertos, por eso terminamos nuestro almuerzo y al momento de pagar la cuenta advertimos que habiamos comido en el restaurante: Uy!! Nos rrrrompieron el orrrto!!!

La salida del restaurante "Uy nos rompieron el orto"


El dolor de culo pasó como pasaron asi las horas de la tarde en la parte alta de la ciudad, por eso al caer el atardecer, la visita al castillo de San Jorge se hace casi obligatoria. Ahi nos dirigimos y luego de haber recorrido las altas torres y de haber disfrutado las hermosas vista que ofrece este sitio, fuimos testigos de una magnifica puesta del sol por detras de la silueta de la ciudad.

Al llegar la noche volvimos a la casa de nuestro huesped, compartimos algunas de sus experiencias de viaje y nos fuimos a dormir con las piernas cansadísimas y el dedo cansado de gatillar la cámara.

La última mañana en Lisboa, la dedicamos para ir a conocer la mítica torre de Belem y la zona de la costanera bajo un sol que quemaba y calentaba de lo lindo. Volvimos a la casa, almorzamos rápidamente y con la mochila partimos hacia la terminal de autobuses para enfilar a nuestro próximo destino, la ciudad de Porto.

Me voy de Lisboa muy feliz por lo que encontré, no tenía la más mínima idea de lo que iba a encontrar y la verdad es que me sorprendió. Me hizo acordar mucho a La Habana y a Cadiz, creo que tiene algo de las dos ciudades. Tambien el castillo de San Jorge tiene alguna que otra similitud con la Alhambra de Granada.



Lisboa, Portugal.

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